Lidera, dirige, ten creatividad
El liderazgo es un arte que requiere pizcas de talento e intuición. Cuando alguien de mi equipo se queja del rendimiento de un directivo subordinado, siempre pregunto: ¿está bien dirigido? En muchos casos, la persona en cuestión tiene un puesto de gran responsabilidad y automáticamente se le presupone competencia, autonomía, capacidad estratégica, capacidad de liderazgo, talento independiente e iniciativa emprendedora. Esto es mucho presuponer. Los rendimientos extraordinarios requieren una dirección extraordinaria y eso nos toca a nosotros. Como arte, el liderazgo exige creatividad, enfoques nuevos a problemas viejos. Es imposible mejorar haciendo siempre lo mismo de forma idéntica. Un liderazgo eficaz mejorar el rendimiento del equipo del que uno es responsable.
Habitualmente, las mentes más creativas del panorama empresarial se dirigen a marketing, publicidad, comunicación o diseño. Se idean mil y una maneras de renovar productos pero nos olvidamos de la creatividad en la gestión. Liderar es un proceso que florece en un mundo de ideas nuevas que resulten realizables. Y cuando algo funciona, repitámoslo, no nos contenemos con un destello brillante, pongamos en marcha procesos de mejora continua: sistemas.
En cualquier organización se pueden promover, por ejemplo, concursos de ideas, programas de intercambio, sistemas de procesos, programas del fomento de la conciliación, encuentros de confraternidad, apoyo a la formación universitaria para adultos, idiomas, competiciones entre departamentos (deportivas o profesionales), colaboraciones inesperadas. Como líderes debemos sorprender a nuestros equipos con soluciones inesperadas, de lo contrario la vida se vuelve excesivamente aburrida. El rendimiento de nuestro equipo es nuestra obra de arte y cada miembro es una persona en la que podemos influir positivamente, como un imaginero haría con una talla. Para eso hay que tomarse interés e invertir tiempo, con la paciencia del artesano.
En el caso de la dirección de personas, una fórmula paradójica de liderar creativamente es formular objetivos alcanzables y retos de mejora continua. Si no formulamos objetivos es imposible alcanzarlos. Uno de mis proyectos recientes es supervisar una actividad de restauración que pertenece a mi corporación. Personalmente, me está resultando dificilísimo porque la ubicación es un parque empresarial y la competencia es feroz. En el mundo de los bares hay escasa o nula tradición de formación y mejora, algo que estamos cambiando. Los retos que marco son proponerles nuevas recetas, ampliar la variedad del desayuno, incluyendo crepes; dar cursos de formación; crear nuevos platos y abrirnos a eventos de empresa. No estamos diseñando microchips, pero estamos innovando como mejor sabemos. A mí, me recuerdan mucho: «Don Carlos, no se vuelva loco que esto es una cafetería de polígono», a lo que yo respondo, «pues entonces va a ser la mejor cafetería de polígono de España».
Y me encantan las sonrisas de complicidad cuando los platos salen deliciosos.
Carlos González de Escalada Álvarez
Doctor en Ciencias Sociales
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