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Para la mala mar son los buenos marineros

«Para la mala mar son los buenos marineros» es una frase de la sabiduría popular que hemos oído alguna vez. Todas las organizaciones sufren crisis, pero son las privadas las que más dificultades tienen por no estar al abrigo del dinero público.

Hoy, la organización que dirijo se enfrenta a la dureza de la economía y nos exige aumentar la eficiencia para sobrevivir. Al final, la eficiencia te la impone las condiciones del mercado, es él quien te dice si eres eficiente o no. En estos días de incertidumbre, al igual que los perores del covid, necesitamos sacar fuerzas de flaqueza para enderezar el rumbo. Hay que abrigarse ante la tempestad y tomar un rumbo difícil y peligroso para llegar a puerto. Hoy como entonces, la incertidumbre atenaza, pero la idea de triunfo es feliz y luminosa.

Entonces escribía que lo que define a las crisis es su emergencia, la carencia de medios y la incertidumbre que genera. Ayer, como hoy, escribía que en una crisis el líder no puede quedar paralizado, debe interiorizar el panorama y fijar misiones, más que objetivos. En estos casos, la razón colectiva, prevalece sobre la razón individual, por dura que esta sea. He comentado en estos días, que vivimos en una sociedad completamente alérgica a tomar decisiones difíciles, nadie quiere líos ni problemas con los hijos, con la familia y menos en el negocio. Pero la ausencia de una toma de decisiones aboca al fracaso sin darnos la menor de las oportunidades. No podemos pretender cambiar nada si todo sigue igual. Por ello, estoy persuadiendo al equipo de que es necesario actuar.

Estoy confiado, si se tiene buen equipo, el líder sabe que superará todas las dificultades.

Vamos a ello con visión, fortaleza y templanza.

Carlos González de Escalada
Doctor en Ciencias Sociales

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