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Zelenski, líder de guerra

El mundo entero se quita el sombrero ante Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania. Al más puro estilo de Winston Churchill se niega a rendirse cuando tiene enfrente un enemigo formidable. Quizá uno de sus mayores momentos de gloria ha sido el permanecer en Kiev cuando los servicios de inteligencia estadounidenses le alertaron de que existían tres comandos rusos diferentes con la única misión de matarle. Cuando le ofrecieron llevarle a un lugar seguro, dijo: «La lucha está aquí, necesito munición, no que me llevéis» (The figth is here, I need ammo, not a ride). Hay que ser muy valiente para permanecer en su puesto en una ciudad sitiada y bombardeada. Más valiente aún sabiéndose el blanco de fuerzas enemigas especializadas en el asesinato selectivo.

Detengámonos a reflexionar por qué el presidente Zelenski nos inspira como un gran líder, ¿qué es lo que le hace único? A mi modo de ver son cinco elementos: su actitud, su ejemplo, su valentía, su discurso y su cercanía. No he seguido su trayectoria política antes de la guerra, pero parece que no fue brillante. Sin embargo, tras el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022, Volodimir Zelenski ha sido un ejemplo mundial de entereza y determinación. Desde el primer minuto invitó a su pueblo a la lucha contra el ejército invasor. En España nos recuerda a nuestra Guerra de la Independencia contras las tropas de Napoleón en 1808. En ningún momento ha insinuado Zelenski que tuviera intención de rendirse o de hacer un alto el fuego incondicional para aplacar al enemigo. Al contrario, su ejemplo ha servido para movilizar a todo un país ante las fuerzas de ocupación rusas. Con su actitud, su valentía y el ejemplo de quedarse en Kiev, el presidente Zelenski ha dado toda una lección de hombría a tantos y tantos políticos blandos que pululan por el mundo.

Su actitud firme, carente de titubeos; su ejemplo quedándose en la capital al frente de sus tropas; su valentía ante la amenaza que ello supone, agrandan su figura. Además su discurso es aguerrido, sin medias tintas. Solicita ayuda urgente a los países occidentales y eso le hace todavía más creíble. En Zelenski no cabe pasteleo o acomodo a una situación completamente injusta. Él sabe que Ucrania lucha por su libertad democrática y que su país ha sido atacado de forma completamente injustificada. El contraste con el agresor es inmenso: mientras el pueblo ucraniano toma el fusil y se tira al campo a luchar, en Rusia se cercenan las pocas libertades públicas que iban quedando y se instaura una tiranía del terror, al más puro estilo comunista.

La cercanía de Zelenski
El último rasgo de la personalidad del presidente de Ucrania es su cercanía. Cuando da ruedas de prensa, en camiseta caqui, los corresponsales extranjeros se sientan a pocos metros de él. Este mismo artículo está presidido por una foto que se ha hecho famosa: Zelenski en un oscuro búnker, compartiendo sonriente una frugal comida con sus hombres. En contraposición con su antagonista, Vladimir Putin, que se reúne en el extremo de largas mesas en su inmenso palacio. Uno es un ser humano cercano, que se crece, el otro es un invasor frío y criminal de guerra, que no despierta simpatía alguna. Parece un guion de Hollywood.

Podría escribir que nunca he estado en una guerra pero mentiría: en los años noventa viajé dos veces a Bosnia-Herzegovina e hice unos pinitos como corresponsal allí. Quizá lo que más me impresionó de este episodio no fuera tanto el sonido de las ráfagas o de los morteros, sino lo fácilmente que un grupo de personas se acostumbra a odiar a otro hasta matarse. La guerra es la sinrazón y la locura. El liderazgo que surge de ella es potente, pero ojalá no hubiera tenido que existir.

Con un recuerdo constante al heroico pueblo ucraniano, les deseo fuerza y presencia de ánimo.

 

Carlos González de Escalada Álvarez
Doctor en Ciencias Sociales

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